domingo, 8 de marzo de 2009

Feminismo y mediaciones

El imaginario de la mujer como nobleza, élite de la sociedad, mimada, frágil y tendiente a la pereza intelectual y moral, estuvo arraigado a la humanidad durante cientos de años y sobrevive (a pesar de las reivindicaciones de movimientos y actores sociales) con mayor o menor fuerza en las sociedades contemporáneas. A lo largo de la historia, la mujer enfrentó la subordinación frente al varón, la falta de oportunidades laborales, la invisibilidad política (en Colombia accedió al votó por primera vez hasta 1957) y los estereotipos impuestos por los medios de comunicación (que la ubicababan exclusivamente en el hogar, encargada de la crianza de los hijos).

Esta situación, vista como un fenómeno de mediación social que afecta el proceso comunicativo, fue determinante en la construcción de la identidad de las mujeres. Por un lado, provocó el surgimiento de movimientos sociales que reprochaban las desigualdades entre géneros, y proclamaban la promoción de los derechos de las mujeres y la justicia social. Por el otro, confirmó ciertos patrones de conducta, donde la mujer reproducía los valores de su crianza y se convencía de que sus aspiraciones no podían ser mayores a casarse y atender a su familia (es el caso de aquellas señoras que rechazan el divorcio y optaban por tolerar el maltrato físico y psicológico de sus esposos).

Un ejemplo de este fenómeno es el film “La sonrisa de la Mona Lisa”, dirigido por Mike Newell y estrenado en el 2003. La trama se desarrolla en un colegio de la alta sociedad estadounidense de 1953, donde educan a jóvenes para que se conviertan en buenas esposas. La profesora Watson, una mujer con ideas progresistas, llega para impartir clases de historia del arte y espera que sus estudiantes, las más brillantes del país, aprovechen las oportunidades que se les presentan. Sin embargo, Watson descubre que la prestigiosa institución está estancada en la conformidad, donde un anillo de compromiso es más valioso que una buena educación.

La película describe un mundo “mediatizado” donde a las mujeres se les dice cómo deben vivir, qué valores deben seguir y cuáles deben ser sus propósitos. Por su parte, la profesora Watson –exaltando la metáfora de la obra cubista de Picasso que irrumpía en el arte tradicional- intenta enseñarles a pensar por sí mismas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario